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La Reanimación Cardiopulmonar, que habitualmente conocemos por su sigla RCP, es una maniobra de emergencia simple que consiste en realizar compresiones torácicas para mantener el flujo sanguíneo hasta la llegada de una ambulancia. Como el corazón no está cumpliendo la función de bombeo de sangre, lo que se hace con las compresiones es reemplazarlo.
Según datos de la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires (Aaarba), si la persona que se descompensa es asistida de manera inmediata, las probabilidades de recuperación aumentan entre dos y tres veces. Es decir que el inicio inmediato de las maniobras de RCP, incluso por personas que no son profesionales, puede aumentar en un 40% las posibilidades de supervivencia. Al mismo tiempo, cada minuto que se retrasa la RCP, las probabilidades de sobrevivir disminuyen en un 10%, por eso, estar capacitado es sumamente importante.
Al aplicar presión rítmica sobre el pecho de una persona que haya sufrido un paro cardiorespiratorio, se logra que la sangre vuelva a fluir desde el corazón hacia el cerebro, para que el oxígeno pueda seguir llegando a los órganos vitales. Por eso, cuanto antes se realicen, más posibilidades tendrá de salvarse.
La mayoría de los paros cardiorespiratorios suceden fuera de los centros de salud, en la calle, haciendo deportes o en la casa ¿Qué hacer frente a esa situación?
Es muy importante evaluar la escena antes de acercarse a ayudar, si no es segura porque hay riesgo de riesgo de intoxicación por gases tóxicos, electrocución, incendio, explosión, etc. es necesario esperar a que llegue el servicio de emergencias.
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